Tratado de Psicología Revolucionaria – Cap. XXXI
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s urgente estudiar la Gnosis y
utilizar las ideas prácticas que en esta obra damos para trabajar seriamente
sobre sí mismos. Sin embargo, no podríamos trabajar sobre sí mismos con la
intención de disolver tal o cual «Yo» sin haberlo observado previamente.
La
observación de sí mismo permite que penetre un rayo de luz en nuestro interior.
Cualquier «Yo» se expresa en la cabeza de un modo, en el corazón
de otro modo y en el sexo de otro modo.
Necesitamos
observar al «Yo» que en un momento dado hallamos atrapado, urge verlo en cada
uno de estos tres centros de nuestro organismo.
En relación
con otras gentes si estamos alertas y vigilantes como el vigía en época de
guerra, nos autodescubrimos.
¿Recuerda Ud.
a qué hora le hirieron su vanidad? ¿Su orgullo? ¿Qué fue lo que más le
contrarió en el día? ¿Por qué tuvo esa contrariedad? ¿Cuál su causa secreta?
Estudie esto, observe su cabeza, corazón y sexo...
La vida
práctica es una escuela maravillosa, en la interrelación podemos descubrir esos
«Yoes» que en nuestro interior cargamos.
Cualquier
contrariedad, cualquier incidente, puede conducirnos mediante la
autoobservación íntima al descubrimiento de un «Yo», ya sea éste de amor propio,
envidia, celos, ira, codicia, sospecha, calumnia, lujuria, etc., etc., etc.
Necesitamos
conocernos a sí mismos antes de poder conocer a los demás. Es urgente aprender
a ver el punto de vista ajeno.
Si nos
ponemos en el lugar de los demás, descubrimos que los defectos psicológicos que
a otros endilgamos, los tenemos muy sobrados en nuestro interior.
Amar al prójimo es indispensable, mas uno no podría amar a otros
si no aprende a ponerse en la posición de otra persona en el Trabajo Esotérico.
La crueldad continuará
existiendo sobre la faz de la tierra en tanto no hayamos aprendido a ponernos
en el lugar de otros.
¿Mas si uno
no tiene el valor de verse a sí mismo, cómo podría colocarse en el lugar de
otros?
¿Por qué
habríamos de ver exclusivamente la parte mala de otras personas?
La antipatía
mecánica hacia otra persona que por vez primera conocemos, indica que no
sabemos ponernos en el lugar del prójimo, que no amamos al prójimo, que tenemos
la conciencia demasiado dormida. ¿Nos cae muy antipática determinada persona?
¿Por qué motivo? ¿Tal vez bebe? observémonos... ¿Estamos seguros de nuestra
virtud? ¿Estamos seguros de no cargar en nuestro interior el «Yo» de la
embriaguez?
Mejor sería
que al ver un borracho haciendo payasadas dijéramos: «Ese soy yo, qué payasadas
estoy haciendo» ... Es usted una mujer honesta y virtuosa y por ello le cae mal
cierta dama; siente antipatía por ella. ¿Porqué? ¿Se siente muy segura de sí
misma? ¿Cree usted que dentro de su interior no tiene el «Yo» de la lujuria?
¿piensa que aquella dama desacreditada por sus escándalos y lascivias es
perversa? ¿Está usted segura de que en su interior no existe la lascivia y
perversidad que usted ve en esa mujer?
Mejor sería
que se autoobservarse íntimamente y que en profunda meditación ocupase el lugar
de aquella mujer a quien aborrece.
Es urgente
valorizar el Trabajo Esotérico Gnóstico, es indispensable comprenderlo y
apreciarlo si es que en realidad anhelamos un cambio radical. Se hace
indispensable saber amar a nuestros semejantes, estudiar la Gnosis y llevar
esta enseñanza a todas las gentes, de lo contrario caeremos en el egoísmo.
Si uno se
dedica al Trabajo Esotérico sobre sí mismo, pero no da la enseñanza a los
demás, su progreso íntimo se torna muy difícil por falta de amor al prójimo.
«El que da, recibe y mientras más dé, más recibirá, pero al que
nada da hasta lo que tiene le será quitado». esa es la Ley.
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