ORACIÓN A XIPETOTEC – La Doctrina Secreta de Anahuac
Tú, bebedor nocturno,
¿Por qué te haces de rogar?
Ponte tu disfraz,
ponte tu ropaje de oro
Oh, mi Dios, tu agua de piedras
preciosas
ha descendido;
se ha transformado en Quetzal
el alto ciprés;
la serpiente de fuego
se ha transformado en serpiente de Quetzal.
Me ha dejado libre la serpiente de
fuego.
Quizá desaparezca,
quizá desaparezca y me destruya yo,
la tierna planta de maíz.
Semejante a una piedra preciosa,
verde en mi corazón;
pero todavía veré el oro
y me regocijaré si ha madurado,
si ha nacido el caudillo de la guerra.
Oh, Dios mío, haz que por lo menos
fructifiquen en abundancia
algunas plantas de maíz;
tu devoto dirige las miradas hacia tu
montaña,
hacia ti;
me regocijaré si algo madura primero,
si puedo decir que ha nacido
el caudillo de la guerra.
Y cuando ya se logra el milagro de la fructificación, el devoto agradecido clama al bendito Señor Xipetotec, diciendo:
Ha nacido el Dios del maíz
en Tamoanchan.
En el lugar en que hay flores,
el Dios I Flor,
el Dios del maíz ha nacido
en el lugar en que hay agua y humedad,
donde los hijos de los hombres son
hechos,
en el precioso Michoacán.
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