Versos del Tao Te King

Versos del Tao Te King

        Cuanto más nos desapegamos de lo que amamos, más presente es nuestro amor.

Cuanto más clara es nuestra percepción de lo que está más allá del bien y del mal, más plenamente podemos encarnar el bien. 

Así el Maestro es accesible a todos, y no rechaza a nadie. Emplea todas las situaciones y no desperdicia nada. A esto se le llama encarnar la luz.

¿Qué es un buen hombre, sino maestro de un hombre malo? ¿Qué es un mal hombre, sino la tarea de un hombre bueno?

Si no comprendes esto te perderás por inteligente que seas. Este es el gran secreto.


El Tao es “el Camino”, el orden del universo, que está sometido a un cambio continuo que hemos de aceptar. 

El sabio prefiere la no-acción y permanece en silencio. Todo pasa a su alrededor como por sí mismo, no siente apego por nada, ni se apropia de nada (…) La persona sabia existe para el Tao y sirve únicamente al Tao. 

Quien pretende el dominio del mundo para mejorarlo se encamina al fracaso. El mundo, tan sagrado y vasto, no puede ser dominado. Quien trata de dominarlo lo empeora. Quien lo tiene lo pierde. 

El Tao del que puede hablarse no es el Tao eterno. El nombre que puede nombrarse no es el nombre eterno.

Libre de deseo, comprendes el misterio. Atrapado en el deseo, solo ves sus manifestaciones. 



     Persigue el dinero y la seguridad, y tu corazón jamás podrá liberarse. Persigue la aprobación de la gente y serás su prisionero.

Haz tu tarea, después retírate. He aquí la única senda hacia la serenidad. 

Deja de pensar y finalizarán tus problemas.

¿Qué diferencia hay entre sí y no? ¿qué diferencia entre éxito y fracaso? ¿debes valorar lo que otros valoran, evitar lo que otros evitan?

Soy distinto de los demás. Bebo de los pechos de la Gran Madre.



¿Quieres mejorar el mundo? No creo que pueda hacerse. El mundo es sagrado, no puede mejorarse.

Hay un tiempo para estar en movimiento y un tiempo para estar en descanso. Un tiempo para estar vigoroso y un tiempo para estar exhausto. Un tiempo para estar a salvo y un tiempo para el peligro. 

El maestro ve las cosas tal cual son sin intentar controlarlas, deja que sigan su propio curso y reside en el centro del círculo. 

Por doquier fluye el gran Tao, y aunque nada crea, todo nace de él. Se vierte en sus obras, pero nada reclama. Nutre infinidad de mundos mas a ninguno se aferra.



     Conocer a otros es inteligencia; Conocerse a sí mismo es verdadera sabiduría. Ser maestro de otros es fuerza; Ser maestro de sí mismo es verdadero poder.

      Los hombres nacen suaves y blandos; Muertos son rígidos y duros. Las plantas nacen flexibles y tiernas; Muertas son quebradizas y secas.

    Así, quien sea rígido e inflexible es discípulo de la muerte. Quien sea suave y adaptable es un discípulo de la vida.

Lo duro y rígido se quebrará. Lo suave y flexible prevalecerá.

Las palabras verdaderas no son elocuentes. Las palabras elocuentes no son verdaderas.

Los sabios no precisan probar su opinión, quienes precisan probar su opinión no son sabios. 

El Maestro no tiene posesiones. Cuanto más hace por otros, mayor es su felicidad. Cuanto más da a los demás, más grande es su riqueza.



Trabaja sin esfuerzo; Piensa en lo menudo como si fuera grande y en lo más escaso como si fuera abundante.

Afronta la dificultad mientras aún es fácil. Acomete la gran Obra mediante series de pequeños actos.

El Maestro nunca aspira a lo grande, de este modo alcanza la grandeza. Cuando está en dificultades se detiene y las acepta. Porque no se aferra a su comodidad, los problemas no son para él problemas.


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